martes, 12 de julio de 2011

Un pétalo más

Cuando pienso en Tus manos, mi mente visualiza la dirección oportuna, entre las ambiciones que tienes para mi.
Que grandes son Esas manos que creen en mi más que nadie en esta vida.
Las Manos del que me creó, tiene dedos suaves son ellos que armoniza todo lo que me rodea, entre la corriente y el sociego de tormentas. 

Las manos extendidas, cada día, para que pueda tomarlas y correr alcanzando mis aspiraciones.
Manos perfumadas, para deleitarme en Su bondad, en Su pureza.


Cuando descanso en Tus manos, creo que todo lo puedo en Él y para Él.
Y sí beso tus manos, mis lágrimas se juntan en la herida que me muestra una vez más la promesa de mi Salvación.
Allí entre sollozos, entre voz quebrantada nace un súplico que me muestres Tu corazón, que me muestres Tus anhelos.
Y vuelves a abrir Tus manos y las extendiendes, tomas mis manos, y mi vida para conventir Tus suenos en realidad. 
Yo solo sé que sin Tus manos nada puedo considerar, ni a la razón, ni la capacidad.
Un poema más, es un pétalo que cáe a Tus pies, no hay palabras que puedan exteriorizar Tus manos.

miércoles, 16 de febrero de 2011

La decepción puede llevarme al tesoro

Hoy en el trabajo, un colega me preguntó, si era posible -Interpretar las decepciones- me acordé entonces de un texto que leí exactamente la semana pasada. Y hoy otra vez lo tomé entre las manos para asegurarme que yo había interpretado bien la lectura, para mi propio asombro una parte se quedó muy dentro de mi, así que le cite el texto que a continuación lo comparto con ustedes: "De tanto en tanto, la vida nos decepciona. Nos decepcionamos de nosotros mismos, de nuestros fracasos y de nuestras frustraciones. Estamos decepcionados de nuestra profesión, de nuestro marido o de nuestra mujer, de nuestra familia, o de nuestra iglesia. Hay quienes reaccionan con resignación ante la decepción. Simplemente se conforman con la vida tal como es. Pero en su corazón, se va muriendo, poco a poco, toda vitalidad, toda esperanza. Se entierran los sueños de la vida. También la decepción puede llevarme al tesoro. Quizás me libere de las ilusiones que me hago de mí mismo y de mi futuro. Quizás estuve mirando todo desde un prisma de color rosa y ahora la decepción me quita ese prisma y me muestra la verdad de mi vida. La decepción desenmascara el engaño en el que había caído y lo elimina. Me muestra que mi imagen de mi mismo no es cierta, que me he estimado mal. Así, la decepción es la oportunidad de descubrir mi verdadero ser, la imagen que Dios se ha hecho de mí. Por supuesto que la decepción primero duele. Pero, a través del dolor, puedo aprender a reconciliarme con mi realidad y, así, a vivir conforme a la realidad." Texto extraído de; Con El corazón y Todos Los Sentidos. Interpretar las decepciones como posibles. Anselm Grün.